"He aquí mi secreto: solo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible a los ojos". El principito, de Antoine de Saint-Exupéry
Tal como nos cuenta el cuento mas traducido del mundo, lo que de verdad importa son las emociones impresas en la memoria. Esta es la expresión que identifica mis sentimientos en relación con mi lugar favorito, Coma-ruga.
En Coma-ruga, he encontrado la impronta necesaria para seguir llenando mi vida de nuevas emociones y experiencias. En mi refugio veraniego. En YOLA apartaments, tengo mis planes de futuro, a la vez, que intento llenar mi presente de momentos felices. Es algo que he aprendido con el tiempo! Sin esos momentos no hay futuro.
La excelente ubicación de Yola, me da el margen necesario para poder trabajar y disfrutar al mismo tiempo. Ventajas de habitar tan cerca del mar, aunque sea por pequeñas temporada. Estoy convencida de que, sin el mar, sin mi playa, mi vida no seria la misma. Estar tan cerca de ella despierta, en mí, un sinfín de emociones que quiero compartir con vosotros. Os apetece? Os gustaría vivir la experiencia? Dejadme que os lo cuente!
Cada mañana, si el tiempo lo permite, antes de que empiece el ajetreo del día, que el silencio de la noche se rompa con el bullicio de los huéspedes, preparándose para sus excursiones, visitas, o salidas a la playa, me dispongo hacer mi recorrido matinal. Necesito recargar mi espíritu de la energía positiva que te da el estar en comunión con la naturaleza. Necesito la paz mental que me aporta el mar, llenar mi mente solo con el rugir de las olas, sentir el olor a salitre, sentir el tacto áspero de la arena mojada...
Recién levantada, cada mañana, dirijo mis pasos hacia el paseo marítimo. Los primeros runners, ya corren por el amplio paseo, algún ciclista, y poco más. Pongo rumbo hacía la orilla del mar, cruzo el riuet, (quien no lo conoce, son aguas dulces termales que desembocan en el mar) un atractivo diferencial de nuestra playa.
Elijo sin ser consciente, caminar hacia el sur. El puerto queda a mis espaldas. Camino y camino, mientras, observo las maquinas trabajando, filtrando la arena. En pocas horas los primeros bañistas ocuparan la playa. Las gaviotas revolotean en grupo, buscando presas. En la orilla, yacen conchas, piedras pulidas de tanto rodar, pequeños trocitos de madera, restos de vida vegetal. Sigo mi camino, con los pies bañados por las olas, noto la corriente como arrastra la arena mar adentro, me desequilibra, me hace frágil.
Me cuesta andar pero no me importa.
De pronto, siento el calor en la espalda, el sol ya esta en alto. Hace un rato largo que camino y decido volver. Me doy la vuelta, y maravillada contemplo el sol brillante reflejándose en el mar como si miles de estrellas cubrieran como un manto encegador mi playa querida de Coma-ruga. Respiro hondo. No tengo palabras.
Como dice un amigo: Observo, admiro y callo.